Moisès Villèlia va conrear l’escultura, la pintura, l’escenografia, el disseny industrial i mobiliari, així com també fou creador de joguines i literat. Va aprendre l’ofici de la talla al taller del seu pare, i l’any 1954 realitzà la seva primera mostra individual al Museu Municipal de Mataró on exhibí un conjunt d’obres inspirades en el modernisme i la filosofia oriental. Des de l’any 1956 fa ús de la ductilitat del bambú com a recurs expressiu de la síntesi entre natura-cultura, ja que per mitjà d’escultures mòbils i estàtiques amb filferros, fustes, suros, botons, carbasses, canya de bambú... deixa la matèria en mans de l’atzar i dibuixa en el buit espacial.
Iniciado en la fotografía a partir de un largo periodo en el que estuvo hospitalizado, con 17 años, André Villers estudió de la mano del también fotógrafo Pierre Astoux. Con su Rolleiflex, regalo de Pablo Picasso, lo retratará en varias ocasiones, además de tomar instantáneas de muchos personajes relevantes del siglo XX como Simone de Beauvoir, Federico Fellini, Jean Cocteau, Le Corbusier o Salvador Dalí. Su trabajo, que nos descubre el mundo más íntimo y cercano de los artistas, se ha expuesto en toda Europa y forma parte de la colección del Museo Picasso de Barcelona y París. Así mismo, la ciudad de Mougins homenajeó al fotógrafo con la creación del Museo de Fotografía André Villers.
De formación autodidacta, su trabajo es minucioso y sus composiciones de infinitud de líneas construyen una gran diversidad de formas triangulares. Aunque es fiel a su explotación de la abstracción geométrica y del op art que refleja su virtuosismo técnico, su obra nos transporta hacia un laberinto facetado de múltiples realidades calidoscópicas.
Conocido por ser el pintor de las Barcelonas en todas sus facetas y escenarios. Coleccionista de ciudades como Londres, Venecia, Nueva York y la Habana, hacedor de crónicas visuales y subjetivas de figuración urbana y realista. Óleos y aguadas en los que el artista adhiere cartones, recortes de periódico y revistas que crea una atmósfera de irrealidad con una pincelada enérgica de estilo posimpresionista.
A los dieciocho años empieza a utilizar la cámara fotográfica como instrumento de canalización creativa y de interpretación de su propio imaginario. Autodidacta, investiga las posibilidades del poder de transformación de la luz para perfilar, modelar, idealizar y dar expresión a sus retratos de imperfecciones enmascaradas. A través de la fotografía explica y denuncia el deterioramiento físico fruto de las enfermedades y de la irreversibilidad temporal. Bebiendo de los referentes introducidos por Frida Kahlo, Jo Spence y Hanna Wilke, Vizcarra consigue mostrar la belleza de los cuerpos que impugnan el victimismo y que revelan la realidad física más cruda para adquirir la belleza más profunda de sus almas.
A través del trabajo de Àlex Voltà se rebela un universo inédito, en busca de una imagen insubordinada entre estandarizadas normas convencionales. Pintor de riberas siniestras, desérticos espacios en ruinas, ajedrezados suelos con matojos y cipreses grisáceos, árboles con ramas desnudas y perennes lunas que menguan o crecen. Sus espacios están habitados por inquietantes figuras antropomorfas, en un proceso disgregador de sus rasgos distintivos. La belleza creada por Voltà es evidentemente perturbadora y ardua ya que no encaja en los cánones ideales de belleza pero le otorga la extravagancia de lo común, la “extrañeza de lo familiar” freudiana.
Reconocido como uno de los fotógrafos más influyentes de las últimas cuarenta décadas, la tarea de Albert Watson se ha centrado sobre todo en el mundo de la moda y en el de la publicidad, por los que ha recibido varios premios internacionales, pero también en una obra más íntima enfocada mayoritariamente hacia la temática del viaje. A pesar de la versatilidad de los temas que trata, ha creado un lenguaje visual propio basándose principalmente en la creación de atmósferas únicas para cada ocasión y donde la máxima responsable es la luz y el valor (textura, volumen, peso…) que esta proporciona a todos los componentes que serán captados por el objetivo. Su obra forma parte de colecciones tan importantes como la National Portrait Gallery de Londres y el Metropolitan de Nueva York, entre otros.
El conjunto de su obra son paisajes oníricos, imaginados, que penetran en el significado del término distancia. En un espacio físico y mental, infinito, perenne, eterno, Leo Wellmar es pintora de la naturaleza, símbolo de sus estructuras geométricas, espacios vacuos donde expresa una pequeña parcela de todo lo visible, recóndito e inacabable, de colores fríos pero a su vez envueltos de magia.